Blogia
BRACE FOR IMPACT

Los calzoncillos están sobrevalorados

Los calzoncillos están sobrevalorados Lamento estrenar el que va a ser uno de los blogs de referencia de la blogosfera hispana con un título tan desagradable, pero os aseguro que no he tenido más remedio.

La frase me ha golpeado de buena mañana, cuando mi novia, de manera irresponsable, me ha reprochado que repitiera calzoncillos. Y no es que haya cogido los boxers del día anterior, los haya olido en busca de algún argumento sólido en contra de su reutilización, y los haya acogido alegremente. Simplemente fueron deshechados la noche anterior junto a los pantalones, conformando un pack unitario y así han sido reciclados hoy. Sin manías ni prejuicios.

Convencido de que allí había una enseñanza para el futuro, el resto de la mañana lo he pasado dándole vueltas al asunto, mientras mi cuerpo presente hacía ver que seguía atentamente SAW y mi novia preparaba, deglutía y recogía el desayuno. Era, recapitulaba, como la primera vez que logré un orgasmo: simplemente sabía que aquello estaba bien. Todas las piezas encajaban y muchas otras cosas empezaban a tener sentido.

Los pantalones y los calzoncillos juntos, como una sola prenda.



Las ventajas de este invento no se le escapan a nadie. No hay que conjuntar. A cada pantalón su calzoncillo. Si vas todo prieto, calzoncillo fino, de verano y elástico o, por qué no, rollo tanga masculino. Se acabaron los complejos: no eres tú quien decide. Si te tira el rollo chinos, ese boxer español holgadito, con ventilación asistida. Ambas prendas unidas por un fino pespunte en la cintura. El calzoncillo siempre perfecto, milimétricamente alineado con la cintura del pantalón, o, para los más jóvenes y dinámicos, con un décalage de dos dedos exactos, ideal para dejar la banda elástica a la vista.

A muchos, por supuesto, no se os habrá escapado cual es el mayor impedimento para alcanzar este estado ideal: la equiparación de plazos.

Por alguna extraña razón se ha instalado en el ideario popular que los calzoncillos deben ser cambiados cada día, mientras que los pantalones, si no sucede nada grave, pueden aguantar de tres a cuatro jornadas.

Creo que que se trata de un caso claro de mito a desterrar. A no ser que uno sea un activista anti-papel, un flatulento compulsivo, o el más rápido del oeste a la hora de enfundar, unos calzoncillos pueden aguantar perfectamente lo mismo que unos pantalones. O más, ya que no están expuestos a agentes externos.

Ya sé, ya sé... ahora mismo vuestro impulso primario es saltar y rechazar violentamente las ideas que se abren ante vosotros. Resistid la tentación de la censura irreflexiva.

No es más que el vuestro pequeño y feo yo reaccionario, cerrándose asustado ante nuevos aires de libertad

1 comentario

cerdángana -

por que aparecen solo bragas con culitos respingones dentro? no iba esto de calzoncillos?